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martes, 17 de febrero de 2015

Jamaica, Hedonism II, un diario de viaje SW

Era la segunda parte y final de las vacaciones, un caluroso verano en el hemisferio norte y habíamos estado ya 9 días en la ciudad de Miami, disfrutando de las bondades del clima del caribe y la agitada vida nocturna de una de las ciudades mas entretenidas en la que hemos estado, al menos en opinión de este capitalista malcriado superficial, pero como sino fuera suficiente aquella dosis de adrenalina y entretenimiento, teníamos reservado a continuación 7 días en Hedonism II, en Negril, Jamaica.
Originalmente la ingenua idea era: 9 días de pánico, locura y desenfreno en Miami, lo que era bastante predecible y que no se alejó para nada de la realidad, y luego, pensamos, una semana mas relajada y tranquila en Jamaica.
Todavía no me explico por qué, si queríamos una segunda parte de las vacaciones tranquilas, no fuimos a Punta Cana, Aruba o Bahamas,  seguramente la hipocresía del discurso externo que a veces nos gobierna hace creer cosas y sentir cosas que uno realimente no quiere ni pretende que sucedan. La explicación entonces era: Miami queda a solo 45 minutos de Jamaica, y hay vuelo directo, a… y también con American Airlines, acumulamos Kms Lan Pass, (como si un viaje de 45 minutos acumulara muchos Kms), claro, esa era la razón mas que obvia para elegir ese destino como segunda parte de las vacaciones, además los otros lugares quedaban muy lejos, en vez de los convenientes 45 minutos los demás lugares quedaban como a 50 minutos, incluso 1 hora de viaje desde Miami, no, no era buena idea ir a otro lado.
Así las cosas, ya decidido el destino final de aquellas vacaciones, había que elegir el lugar, donde alojaríamos; como queríamos algo tranquilo, nos percatamos que justo en esa fecha, había un evento SDC en Hedonism, con gente muy tranquila, evidentemente, por lo que nada mejor que ir a probar la tranquilidad de aquel Resort Jamaiquino. Es así, que planificando el viaje ingresamos a la página web de Hedonism y buscamos reservas encontrando habitaciones tanto en la Nude Zone como en la Prude Zone, y ahora si, para quedar tranquilos con nosotros mismos y para que fuera inequívoco que nuestro único deseo era descansar, reservamos en la Prude Zone.
Y llegó el día en que terminaban las vacaciones en Miami, y era hora de partir al aeropuerto a tomar el vuelo de American que nos trasladaría al aeropuerto de Montego Bay en Jamaica. Como ya sabíamos, fue un viaje breve, arribamos a un pequeño aeropuerto de Jamaica en que su control de ingreso era 10 veces mas estricto que el de cualquier punto de entrada a Europa o a EEUU, no se por qué, nos deben haber encontrado demasiado flaytongos, presuntos delincuentes o que veníamos con intención de quedarnos por las múltiples oportunidades de trabajo  y desarrollo que hay en alguna de las caletas de pescadores de Jamaica, no se, pero en fin, luego de contestar como 1000 preguntas en el control policial de ingreso, parecido a cuando se tiene la mala suerte de que tu pasaje sale sorteado con control SSSS en un viaje a USA, finalmente ingresamos. Felizmente nos estaba esperando un transfer que habíamos contratado por una pagina de internet Jamaiquina en la que confiábamos nada, pero allí estaba y por un valor bajísimo nos fuimos cómodamente en una Suv del año con música Reagge hasta Negril.
Un pueblito camino a Negril
En el camino el conductor muy amablemente nos ofreció una carta de drogas bastante amplia adjuntando su tarjeta para cualquiera necesidad que se nos ofreciera, allí nos dimos cuenta que pese a que la droga en Jamaica es ilegal, su consumo era, parece, bastante común. Luego de una ruta de unos 50 minutos mas o menos, que por la cantidad de kilómetros no debió haber sido mas de 20, pero la estrecha carretera que pasaba por cuanto pueblo intermedio había hizo demorar bastante la llegada a Negril y a Hedonism.
Llegando al resort hicimos el check in pero por un problema no quedaban habitaciones con vista al océano en la Prude Zone como habíamos reservado, así que amablemente nos dieron una en la Nude Zone, con eso ya algo nos decía que nuestra expectativas de descanso intenso, iba a quedar solo en eso, en expectativas. Pero no importa, podíamos alojarnos en una zona e ir a la playa en la otra.
La diferencia entre una y otra zona es que en la Nude Zone solamente se puede estar desnudo, mientras que en la otra es un poco mas recatada, un poco.
Luego de hacer el Check in nos dirigimos a nuestro cuarto, nos alistamos con nuestros trajes de baño y bronceadores, y salimos a conocer el lugar.
Nunca me han gustado los resort, no es ninguna novedad, ya lo había comentado en entradas anteriores y di los fundamentos de aquello, por lo que no tenía mayor expectativa en cuanto a alojamiento se refiere, y en verdad las instalaciones no eran muy modernas, la decoración no tenía mayor armonía y no era mas allá de un tres estrellas superior creo yo, pero claro, el sentido era otro que conoceríamos mas adelante.
Un resort muy grande nos dio las bienvenida esa tarde, muchas habitaciones e instalaciones no tan distintas a cualquier resort del caribe y fuimos a conocer la playa, la de la Prude Zone, obvio, no podría ser de otra forma para gente de bien como uno.
Nos instalamos y nos recogimos a descansar y tomar el sol, para cumplir nuestro fin de descansar intensamente. Pasado unos 10 minutos a razón de la música que venía de la otra zona, salimos de la Prude Zone hacia la Nude Zone “solo para conocer”, no regresando a la primera en toda la estadía.
La Nude Zone era la que la llevaba, un montón de parejas tomando sol en la playa, otras tanto en el sector del bar, de las piscinas, toda una fiesta al mas puro estilo wild on, pero sin nada de ropa. Había de todo, señores ya de sus años, adultos, y gente joven, para todos los gustos, parejas verdaderamente atractivas y otras no tanto, mucho desenfreno en el área de la piscina, y un ambiente mas relajado en la playa,  en ese momento nos acordamos que algo bueno al menos tienen los todo incluido, así que luego de empelotarnos nos fuimos al bar y comenzamos a dejar de lado y olvidar nuestras íntimas intenciones de una segunda parte de vacaciones tranquilas y relajadas.
Los daikiri fresa iban y venían, claro que cada vez teníamos que decirle al bartender que les pusiera mas ron, debido a la odiosa costumbre que tiene la gente de todo el mundo, con excepción en Chile, de echarle tan poco alcohol a los tragos, evidentemente que todo el resto del mundo esta equivocado y somos nosotros los que sabemos tomar copete, no hay duda.
            Así hicimos algunos amigos en el bar de la playa, una pareja de Dallas, otra de Praga y una de Boston, todas parejas de SDC. Éramos unos de los pocos latinos que merodeábamos el lugar, recuerdo que a parte de nosotros solo nos encontramos en una oportunidad con una pareja de Argentina, pero no nos interesaba conversar con esa gente del tercer mundo. Recuerdo que esa tarde en la playa, mientras comíamos papas fritas se acercó una voluptuosa rubia de labios carnosos que pensaba que la señorita K era de Tailandia, seguramente por el afán de la señorita K de creerse Hippie, la cosa es que era una chica absolutamente bi y sentía gran atracción por la señorita K, quien si bien le gustan las previas lesbi style, naturalmente su atracción principal era por el sexo opuesto, cuestión en definitiva que no prosperó con la atractiva rubia precisamente por la amplia circunferencia del estómago de su pareja. Luego supimos que ella era una conocida actriz porno y hasta autógrafos le pedían, en esa ocasión la señorita K faltó al principio básico del futbol, “todo por el equipo”, pero bueno, la perdonaremos.
fiesta en la piscina principal
Así las cosas, los días uno del otro no distaban mucho entre sí, tarde de playa y piscina, noches de fiestas. Cada noche tenía una temática,  alguna vez nos pegamos la lata de buscar alguna indumentaria de acuerdo al tema de la noche, pero en general no pescábamos mucho eso. Luego de la cena que generalmente la pasábamos con las parejas que conocíamos en la playa, era común ir al piano bar y terminar bailando en la discotec o en las fiestas de la piscina, y si los tragos se apoderaban de nuestra voluntad de discernir correctamente, a horas poco razonables se nos ocurría con las demás parejas ir a las piscina y tirarnos por los toboganes, una actitud evidentemente riesgosa e irresponsable, incluso la gente del resort mandaba empleados para cuidarnos de las estupideces que hacíamos; será que siempre la estupidez del chileno poco prudente tiende a contagiarse a las demás personas, será que seremos muy divertidos, o que el trago es verdaderamente adictivo, no lo se, sin embargo no ayudaba mucho a propagar la mala influencia el hecho que invitar tragos es mas fácil cuando estos son gratis, y tampoco que el sonido y  gesto de la gallinita cobarde para quien no quiera tomar mas  sea universal, o se haya universalizado en ese momento.
Salò, Pier Paolo Pasolini, 1975
La cosa es que las noches no terminaban tan distintas como lo eran en Miami, la primera noche no quedó alternativa que invitar a nuestra pieza a la pareja de Dallas, a la de Praga y los de Boston, extendiéndose el desorden hasta el punto que las actividades desarrolladas esa noche hacían que las películas de Pier Paolo Pasolini se acercaran mas al Rey León que a lo que hacíamos en ese lugar aquella noche.
Los días siguientes la dinámica no era tan distinta, a la señorita K y a mi nos gustaba ir a tomarnos el bajativo al Piano Bar, pero las parejas mas jóvenes con las que compartíamos preferían ir a beber al bar de la playa en la noche y nos sacaban rápidamente de allí, al parecer la música que tocaban allí para los gringos era como Arjona para nosotros y los alejaba rápido de ese lugar, los días siguientes compartimos mas con la pareja de Boston con quien hicimos muy buenas migas quienes luego integraron al equipo a otra pareja de la misma ciudad que llegó unos días después.
Con los amigos de Boston
A mitad de la estadía decidimos ir a Kingston con las parejas de Boston, para hacer algo mas “alternativo”; el viaje en auto que parecía corto, al menos en el mapa, en la realidad no lo fue, por la escasa calidad de la infraestructura vial principalmente, y si bien salimos temprano tardamos bastante en llegar, nuestros amigos aprovecharon bien el viaje consumiendo cuanta droga habían comprado a los vendedores de la playa, por suerte la señorita K iba manejando responsablemente y no había ningún policía ni control en la carretera. Llegado a Kingston, como buen y astuto navegante, que no deja casi nada a azar, llegamos directo y sin traspiés a la zona de los bares justo al atardecer en el Downtown, la idea era encontrar un bar donde escuchar Reagge, ska y calypso, y a pesar que la señorita K decía que le daba un poco de miedo los bares de Kingston “mucho negro” exclamaba, temor que ya era bastante cuestionable tomando en consideración una que otra experiencia en Miami y NYC, pero en fin, habrá que creerle, encontramos algunos lugares en que pese a que nos miraban extraño la pasamos bien, claro, los gringos drogados no podían pasarlo mal, y mas de alguna vez hubo que hacerles parar el escándalo para no llamar la atención, ya que Kingston de noche no es lo mas seguro del mundo, y si la primera regla del viajero con experiencia de "no parecer un turista de mierda" era un poco inevitable en ese lugar, la otra regla de oro de "no ser un idiota" era evitable, pero a pesar de que la capital de la antigua colonia inglesa no es lo mas amigable con el forastero, lo fue suficientemente para que la pasáramos bien y regresáramos al resort con la tranquilidad de haber conocido la capital del país y así después no se dijera que nos pasmos encerrado haciendo cosas impuras y obscenas todo el viaje.
Así pues, llegaron a su fin esas vacaciones en que una vez mas no logramos el ansiado estatus de comportamiento recomendados por nuestros pares conservadores, para quienes una noche loca es aquella en que una dama se toma la mitad de un pisco sour y comienza a hablar audazmente de que estuvo leyendo las 50 sombras de Grey, no logramos ser tan choros todavía.


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