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lunes, 7 de septiembre de 2015

Un paseo por Viena, diario de viaje Swinger

Tras salvarnos de que nos raptaran eslovacas sexys y termináramos en una fabrica abandonada de caza de humanos en Bratislava, al puro estilo “Hostal”, nos retirábamos ya de República Eslovaca, con destino a Austria. Partimos pasado medio día a la estación de trenes de Bratislava para tomar nuestro transporte que nos llevaría en algo mas de una hora a Viena.
Viena es una ciudad moderna, grande, muy pulcra y culturalmente evolucionada, goza de bastante prestigio intelectual y las personas son muy guapas y liberales, nadie se mete en los gustos y preferencias de los otros, son muy tolerantes y con gran cantidad de parejas que participan en el estilo de vida swinger.
Al igual que Berlín, Viena es una ciudad donde los centros de entretenimientos están dispersos por toda la ciudad, lo cual, siendo una ciudad bastante grande, obliga a elegir bien y estar bien seguros dónde ir a divertirse, ya que un error en la elección implicaría gastar bastante tiempo viajando de un punto a otro de la ciudad, y no es la idea pasar gran parte de la noche en un taxi o en el metro.
El sistema de transporte de Viena es impecable, el metro llega a todos lados y para los mas flojos o para las altas horas de la noche hay Uber disponible con gran oferta.
Nuestro Hotel con vista a la Caterdral
Llegamos a nuestro hotel en el centro de la ciudad, específicamente en Stephansplatz, con una inmejorable vista a la catedral de San Esteban, a unos pocos pasos del metro del mismo nombre, lo que otorgaba a nuestro aposento una excelente conectividad con la estación de trenes o con cualquier lugar donde se quisiera ir en la ciudad.

Como decía anteriormente la gente en Viena es muy guapa, sin embargo, no se por qué este país del primer mundo tiene tan en desuso el desodorante, ir en el metro un par de estaciones es una agonía asfixiante, ni hablar a las horas pico, de igual forma las discotec y bares con mucha gente no dista muchos de aquellos aromáticos antros under parisinos.  
No es ningún secreto que la vida nocturna en los centros históricos es bastante abundante, pero no siempre es lo que un viajero ambicioso busca, especialmente cuando la idea es encontrar la esencia nocturna del carretero local, por lo que como siempre fue necesario realizar un profundo estudio previo acerca de dónde cuándo y cómo ir, para no andar dando vueltas por ahí haciéndolas de maldito turista.
Si bien, el no saber nada de Alemán podría parecer algo que nos jugaba en contra para el objetivo antes indicado, lo cierto es que no hay nadie que no hable inglés, pero bueno, por mas que tratemos de no serlo, lo cierto es que de igual modo somos turistas, así que con la suficiente astucia, logramos inscribirnos en algunas guest list de clubes locales y dejamos el día jueves para asistir a un club swinger, mientras que Tinder y SDC era nuestra principal fuente de búsqueda de contactos.
Como buenos investigadores cualitativos, sabemos que el estudio de campo y la investigación acción durante el día era indispensable para poder hacer un análisis que nos condujera al éxito en la noche, en ese proceso investigativo nos dió la impresión que una caza espontánea y  furtiva en algún club local podría ser entretenido para un miércoles por la noche, el asunto era buscar el lugar adecuado. Por supuesto que el típico “Triángulo de las Bermudas” como le llaman a las callecitas del centro histórico de Viena, no nos ayudaría mucho a encontrar al Austriaco legítimo, solo nos encontraríamos con locales repletos de esa gente que durante el día anda siguiendo a un guía con una banderita roja durante largas horas y viajando en los buses rojos de dos pisos haciendo city tour con audioguía, claramente no queríamos mezclarnos con esa estirpe, así que preferimos elegir algo un poco mas alejado del centro y nos decidimos por un sector de locales mas alternativos ubicados bajo la línea U6 del metro. Con ese objetivo, procedimos a “acicalarnos” bien e ir en búsqueda del encuentro espontáneo. El clima muy caluroso no bajaba de los 28-30 grados, por lo que la señorita K evidentemente se produjo con el clásico estilo minimal-dress, como corresponde a la temporada de verano, pero con un aire evidentemente under.
Por suerte el aroma del metro en la noche era un poco menos rancio que durante el día, parece que al menos un porcentaje mayor de la población se echaba desodorante para salir en la noche.
Al bajarnos en la estación Alsser Strasse, no parecía un lugar muy seguro, pero bueno, los que hemos caminado ebrios por el sector puerto de Valparaíso a las 5 de la mañana hemos aprendido que no puede haber algo mas peligroso que eso. Pero en realidad era solamente apariencia, salvo por una patrulla de policía que estaba en el lugar, lo que era bastante raro de ver en esas ciudades, pero al parecer la emergencia era con suerte algún gato en un árbol o ayuda para que una ancianita cruzara la calle, que son creo yo las actividades mas extremas y peligrosas que hace la policía en esos lugares.
Una vez que terminamos de comer una pizza en el sector con unos Shots de Vodka nos dirigimos a un club del que habíamos escuchado que era bastante bueno los miércoles, “B72”. El lugar estaba bastante piola cuando llegamos, sin Velvet Line ni los típicos estrictos controles de ingreso como en otras partes. Sin embargo, ya como las 1,30 de la mañana el lugar se empezó a llenar de todo tipo de gente, desde universitarios hasta gente que venía saliendo de la Opera, pasando por seres extraños tipo oriental electrónico, hipster,  lesbis, etc. Como ya comenté nadie le importa lo que el otro vista ni haga, cada cual en su onda.

Cuando escuché que era un lugar de música mas alternativo, esperaba, no se, escuchar a Pulp, Suede, o los Cure, pero en realidad era música electrónica, alternativa, pero electrónica al fin y al cabo.
Ya aproximadamente a las 2 de la mañana el lugar estaba lleno de cuerpos sudorosos bailando al ritmo de un renombrado DJ local, que nunca había escuchado en mi vida, pero, era renombrado. Las chicas con las que bailábamos en el proceso de caza,  no se si por su estado de euforia, o porque en realidad están libres de tapujos, no escatimaban en repartir besos por doquier ni pegar agarrones tanto a la señorita K como al tercermundista motivado que la acompañaba; lo cierto es que no tenía mucho sentido iniciar una conversación mas o menos racional en ese lugar cuando lo único que se requería era bailar, acercarse y con un breve contacto físico ya uno se podía descubrir si había buena disposición o no.
Besos y agarrones de srta. K

Así nos pasamos la noche hasta que empezó a amanecer y de alguna forma misteriosa regresamos al hotel, ciertos pasajes del regreso se borraron de la memoria por motivos oscuros, yo creo que debemos recurrir a la vieja excusa “seguramente le echaron algo al copete”, lo único que no sabríamos con certeza es a cual de los 8 Vodka le echaron ese algo, pero era evidente que era por eso y no por los excesos.
Esa noche fue de aquellas que por tratar de abarcar mucho al final nos regresamos los dos solos al hotel, pero no importa, igual aprovechamos harto y el jueves por la noche teníamos una cita concreta vía SDC.
Luego de haber dormido hasta pasada las 2 de la tarde fuimos a recorrer un poco mas la ciudad, para que la gente mal hablada no ande diciendo que solo fuimos a carretiar. Como es de rigor, esa tarde visitamos el museo de Mozart, escuchamos por la tarde unos conciertos de verano, visitamos la famosa biblioteca y luego nos fuimos a cambiar para juntarnos con nuestra cita.
Biblioteca de fondo, la parte cultural del asunto

Nos quedamos de juntar en un bar de cocteles bastante piola y medio escondido, cerca del Hard Rock Café del centro. Era bastante caminable, así que partimos por las callecitas del centro, todavía llenas de gente, hasta llegar al lugar. Ellos ya estaban allí esperándonos, ella una profesora de primaria de 24 años y su marido un artista tatuador de 31, yo creo que fue una de las parejas mas atractivas con que nos juntamos en el eurotrip 2015,  lo único que rogábamos es que no fueran de la tendencia de los “no-desodorante”. Afortunadamente no eran de esa tendencia, ella parecía muy introvertida, bastante callada y el tipo igual muy piola, claramente se habían fumado algo relajante antes de asistir a la cita, pero eran bastante simpáticos y agradables.
En un comienzo el tiempo que tenía la pareja era un poco reducido, ya que tenían un hijo que dejaron con una babysitter, sin embargo, como nos agradamos bastante lograron que se quedara tiempo adicional y nos fuimos al Club Le Swing, un club swinger bastante de moda en Viena.
Luego de terminar los primeros tragos de la noche nos dirigimos en taxi hasta el club, un local en un edificio antiguo con un pequeño letrero luminoso que decía “Club Le Swing”, el procedimiento no era nada del otro mundo, pero si mucho mas relajado que otros club de Europa. Al cruzar la entrada enfrentamos el sector Lounge con una barra grande y lugares para conversar, donde pudimos captar el ambiente y tomar algunas copas. En relación a las personas asistentes: de todo, parejas hetero, parejas de mujeres, hombres solos, mujeres solas, etc.,  mezcladito, pero nosotros andábamos acompañados así que no interactuamos mucho con los demás asistentes, a parte la chica estaba “de pelos” así que no me interesaba buscar otras alternativas, esta vez no cometeríamos el mismo error que en B72, ya teníamos algo bueno entre las manos, para que ser mas ambiciosos.
En los lockers listos para desprendernos de nuestras ropas

Como adelantaba, el club era mas relajado que otros, no existía el sistema de desnudarse en los lockers antes de pasar a la zona hot, pero claro que era mas cómodo de esa manera, así que primero comenzamos a recorrer el club normalmente. El club luego de la zona lounge consistía en diversos ambientes todos dentro de unas especies de cavernas, siempre bajando como en forma circular, mientras mas se bajaba mas ambiente medieval de calabozo se respiraba, mezcla de rocas, rejas , cadenas, mucho rojo y negro, espacios cavernosos con grandes puertas de madera, que hacían pensar en celdas medievales, pues, se podían cerrar para privacidad, sin perjuicio que habían ventanitas con rejas que permitían al que pasaba por fuera observar lo que sucedía en el interior.
El lugar era mas bar que disco, no había mucho espacio para show o discotec, o se estaba en el bar lounge o en el interior jugando. Por lo que decidimos acudir a los lockers en donde, como en todos lados, habían las típicas toallas y sandalias. La pareja era tan sexy que hacía indispensable asegurarnos la interacción de inmediato en el lugar, ya que podía ocurrir que entre el club y el hotel nos pillara la hora, así que buscamos una pieza privada al interior de alguna de las cavernas encontrando una con una cama roja, pequeña, pero súper cómoda para los 4. Cerramos la puerta y… a lo que vinimos. En la habitación los preservativos, como es de común ocurrencia en los club de Europa, eran de libre disposición y estaban en una pecera para sacar, también había gel para las manos y pañuelitos desechables, todo muy preparado y limpio, solo un poco de olor a humedad pero era acorde con el lugar subterráneo y medieval en que estábamos. El cuarto tenía algunas aberturas, como si hubieran sacado algunas piedras de la muralla donde a veces personas se ponían a observar lo que hacíamos. Pasado un rato, de un momento a otro parecíamos parte de un espectáculo de sexo en vivo al puro estilo del red light district de Ámsterdam, ya que nos percatamos que habían bastantes personas mirándonos, por lo que aplicamos nuestras mejores poses, obvio.
Algunas parejas respetuosamente golpeaban la puerta y nos preguntaban si podían unirse, pero lo cierto que ese jueves andábamos un poco exigente y no pasaron el filtro de la señorita K ni de nuestra amiga docente, así que solo fuimos los 4.
En el after


Luego de la acción volvimos nuevamente al bar para hidratarnos con los últimos bebestibles  de la noche y tuvimos que partir porque ya era bastante tarde para ellos, así que compartimos un taxi al centro, dónde lamentablemente tuvieron que irse por su hijo, y nosotros para variar buscamos un after hour, de esos que siempre están de más y que son absolutamente prescindibles, pero como no aprendemos nunca, terminamos en un antro local rancio esa noche, muy satisfechos por nuestra inducción al swinger austriaco.


miércoles, 12 de agosto de 2015

Una noche en Leipzig, un diario de viaje SW

Pensar en la ciudad alemana de Leipzig necesariamente nos trae a la cabeza a personajes como Bach, Wagner, Mendelsson, a su antigua y famosa Universidad, a grandes filósofos como Nietzsche, Leibniz, etc. Es decir, una ciudad con una gran tradición intelectual, filosófica, política y artística, en consecuencia, un lugar con razones de sobra para ser visitado. Pero habían también otras razones importantes, que se alejaban un poco de la filosofía y de la música que nos entusiasmó todavía mas para llegar a ese lugar. Debemos recordar que Leipzig no solo es una importante ciudad universitaria, sino que pese a que fue parte de la extinta RDA, fue uno de los núcleos fundamentales, tanto en su elaboración teórica como en ejecución práctica, en los eventos que desencadenaron la caída del muro de Berlín, por tanto, no es de extrañar que su población ame la libertad, la tolerancia y la empatía. La post guerra les enseñó necesariamente a disfrutar la vida y respetar a los demás, es por eso que estimamos indispensable conocerla, y por supuesto, conocer alguna pareja que nos hiciera una introducción al euroswinger post moderno. 
Estación central de Leipzig
Partimos un día miércoles a la estación de trenes Hauptbahnhof en Berlín, ciudad donde alojábamos y luego de un agradable viaje de una hora y media llegamos a la estación de trenes de Leipzig, la mas grande del mundo, en metros cuadrados (24 andenes) y una de las mas hermosamente conservada, el objetivo, conocer la ciudad y encontrarnos con una pareja que habíamos contactado mientras estábamos en Amsterdam vía Tinder.
Llegamos con un maldito calor de unos 35 grados a la ciudad, tratábamos de caminar por debajo de árbol que se nos cruzara para capiar el calor, buscando desesperadamente un lugar para poder refrescarnos. Empezamos a recorrer y conocer la ciudad, sus calles, museos, por donde caminábamos se ecuchaba alguna pieza de música clásica, ya sea proveniente de músicos callejeros, de conciertos en Iglesias o de espectáculos en la vía pública. Una ciudad llena de biciceltas con gente muy agradable, con mucha onda y con un estilo bastante particular, donde se mezclaba lo moderno con sus antiguas calles y edificios reconstruidos luego de la guerra. 
Nuestra cita era a las 19 horas, tiempo suficiente por si no nos gustaba la pareja tomar el tren de las 21 horas de regreso. El lugar de encuentro, a elección de nuestros anfitriones, un bolichito central al aire libre donde vendían comida India, "The Real indian food", la picante, no esas mamonerías en que hay opciones no picantes o con distintos niveles a elección, no, eso es para niñitos chicos, no para viajeros experimentados. Allí nos juntamos con nuestros amigos Alemanes, quienes ya nos estaban esperando con una mesa en un rinconcito muy agradable. Nosotros teníamos una impresión un poco equivocada de la gente de ese lugar, pensábamos que iban a ser onda "schuer locos", medios alternos, pero en realidad eran todo lo contrario, o al menos era la impresión que causaban, ella muy arregladita pero para que pareciera casual, con un vestido estilo animé japones y un estilo muy desprocupado, deba la impresión de una mujer muy seria y decidida. Por otro lado él muy alto con barba, bastante elegante para una junta de tarde noche, de apariencia relajada y bastante sonriente. Luego nos dimos cuentas que la gente allá, a pesar de que pudiese pensarse lo contario, era bastante estilosa, y digamos que el paso al capitalismo luego de la RDA les cayó bastante bien, al igual como la mayoría de las ciudades de Europa del Este que luego visitamos, que eran verdaderas pasarelas de moda.

una Llama
La señorita K, que en principio estaba un poco cansada por el calor, y estaba alegando bastante porque nos tuvimos que arreglar en un Starbuck, al ver al sujeto, quien era bastante alto y estiloso digamos que se le quitó bastante rápido el cansancio y cesaron los reclamos. De esta forma partimos nuestra cita, con una excelente y apetitoza previa, una muy atinada elección de nuestros anfitriones, así compartimos un agradable momento. La pareja en todo momento muy curiosa, con muchas preguntas hacia nosotros, para ellos éramos un enigma, personas de un país muy lejano y exótico, que solo conocían por las Llamas, y que pensaban que la Samba era nuestro baile nacional, el cual bailábamos, evidentemente, todo el día. Me imagino que al conversar con ellos por Tinder se deben haber pasado el rollo que Chile era algo medio entre Caribeño altiplánico mezclado con baile Brasilero. Pero bueno, así ellos conocieron mas de nosotros y nosotros mas de ellos y en esa previa comprendimos muchas cosas de las que veríamos después y que de alguna manera vimos en Berlín y en Amsterdam, como por ejemplo, que a diferencia de lo que sucede en Barcelona o Roma que son ciudades mas cosmopolitas, los Club SW no son una alternativa muy óptima para un swinger mas similar al que conocemos en nuestra realidad americana. Existe mucho entre las parejas jóvenes el swinger espontáneo, como ya algunos connotados amigos capitalinos lo practican con bastante éxito, por otro lado están los contactos vía Tinder y Happn, que están muy de moda para explorar actividades alternativas, las fiestas privadas en que se organizan en pisos de hoteles viejos o castillos en ruinas, y otras cosas, dejando un poco de lado al Club SW tradicional, o mas bien dejándolos para un rango etáreo un poco mayor. 
Durante la conversación en esta previa, aprendimos muchas cosas que no hay que decir, o al menos no preguntar de determinada manera, sobre todo a la gente mas jóven, como por ejemplo: "eres bi", "eres hetero", las parejas mas jóvenes en Europa consideran esos conceptos de un extremo machismo heteronormativo, concepto que escuchamos mas de alguna vez en el viaje. Debemos entender que por la realidad histórica de Europa del Este, lo que menos quieren o buscan es la normatividad, y en su reemplazo abren paso a las normas del sentido común. Si observamos en Chile y en general en América estamos llenos de reglas y normas, coactivas muchas de ellas y que traen sanciones su incumplimiento, incluso en el swinger, normas para los club, normas para los terceros, normas para terceras etc, reglas y normas por todos lados, que en realidad lo único que hacen es que la gente se comporte de cierta manera por obligación. Así por ejemplo, en los club del Este no están prohibido los hombres solos, tampoco los gay o lesbianas, todo el que pague su entrada puede entrar y las normas son las que dicta el sentido común, normas implícitas, por ejemplo algo que no sabíamos, los terceros (as) en los club del Este no hablan con las parejas salvo que ellos le hablen primero. No es raro ver parejas de mujeres por ejemplo que van a un club en busca de un tercero, es decir, no hay normatividad coactiva, sino normativida implícita, menos norma, mas sentido común.
Después de la previa fuimos a un pequeño bar de Shots, donde solo venden cortos de diferentes licores, necesarios para bajar la comida y prepararnos para la parte estelar del asunto. Habíamos quedado un poco expectantes de lo que sucedería después, nunca pudimos saber bien durante la previa cuales eran sus preferencias sexuales, de tanto conversar con ellos digamos que nos dio no se que seguir tratando de averiguar mas, a riesgo de parecer tercermundistas ignorantes, y que no nos creyeran que en Chile no bailamos samba todo el día, así que nos quedamos con que las personas sienten atracción hacia la persona en sí y no hacia su género, el principio inspirador de esa pareja, pero bueno, nadie es un cobarde acá, así que luego de los shots en el bar la chica invitó a su departamento, que quedaba bastante cerca del lugar. 
Nuestra pareja amiga llevaba ya un par de años siendo pololos, tenían 26 y 29 años, ambos cursando sus postgraos en la Universidad de Leipzig, y tenían algunas experiencias en trios y swinger, no eran novatos, tampoco expertos, ellos no vivían juntos, y tenían una onda bastante misteriosa y expectante, sabían que probablemente cuando terminaran sus postgrados volverían a sus ciudades y no sabían si su relación continuaría, solo el tiempo definiría eso. Eran todo lo contrario a lo que algunas personas llamarían, malamente a mi juico, una pareja swinger real. Una vez leí en alguna parte que las parejas swinger debían ser parejas estables, vivir juntos, tener planes en común, estar enamorados etc. un montón de cosas que se alejan un poco de la actividad swingística, acá en cambio, lo que menos se quiere es asignarle una carga ética o moral a la actividad del swinger, alguna vez lo escribí en otro artículo, si ya estamos llenos de normas en la vida A, por qué llenar de normas o estándares éticos la vida B. (leer artículo de referencia).
Luego de caminar un poco llegamos al departamento, en un segundo piso de un edificio antiguo, muy cálido y acogedor, se notaba que la que llevaba el asunto en la relación era la chica, siempre caminando adelante y muy decidida en todo lo que debía hacerse o discutirse, el chico le llevaba las de abajo, un poco mas anodino en sus intervenciones, pero eran ambos muy atractivos, que era lo importante y lo bonito. Llegando al departamento, acompañé a la chica a la cocina a ayudar a servir el copete, como buen caballero educado, fino y elegante, como dicta el reggetón, y en el primer encuentro de frente la chica cuan gatito hambriento comienza a manosear y a atinar con el chilenito, bueno, en la sala principal la señorita K no se quedó atrás y al volver ya estaba la señorita K arriba del muchacho ensañandole el estilo del sur del mundo. Así comenzamos a conocernos mejor y mas íntimamente, como pocas veces la dinámica era mas individual que colectiva, pese a que los 4 estábamos en la misma sala la actividad era mayormente de intercambio en el sentido literal de la palabra. Recién allí nos quedó claro que la chica claramente le atraían los varones mucho mas que las mujeres, luego de estar pasandolo bien un rato en el living, la chica pesca al viñamarino y lo lleva a la pieza, el cual accedió un poco asustado porque la señorita K se podría enojar al quedar sola, pero ellos llegaron al rato a la pieza y siguieron en las suya, la señorita K claramente llevaba y controlaba la situación y el Alemán se dejaba querer, mientras que Peggy demostraba su excelente estado físico y felxibilidad, dejando claro que los alemanes no solo hacen bien los autos, sino que hacen bien otras cosas también. 
Pasamos la noche con ellos, tomamos desayuno y nos acompañaron hasta la estación para retornar a Berlín, solo decir, una placentera y enriquecedora experiencia, un poco subrealista en algunos momentos, pseudo intelectual en otros y bastante intensa finalmente.