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martes, 6 de septiembre de 2016

Praga, una ciudad de cuentos.

Hace unos días atrás estaba en casa un día jueves tomándome una tasa de té verde luego de la sesión de gym respectiva del día, esperando como siempre que llegara al cuchitril la señorita K. Haciendo un breve paréntesis,  en nuestro caso no es muy aplicable la conocida y erótica publicación de Facebook de una chica con delicada lencería y en una actitud fogosa y ardiente que publica “Así espero a mi hombre que llegue a casa”, sino que es mas bien aplicable la escena del señor viñamarino esperando en “salida de cancha” (buzo para los Santiaguinos y el resto de Chile), con mi tasa de té esperando que llegue la dueña de casa, las consecuencias de vivir con una mujer muy trabajadora. Pero bueno, ese día la señorita K se quedó hasta la última clase de Cross Fit por lo que llegó bastante tarde y como pocos jueves ese día nos quedamos en la casa y escuchamos un programa de temática swinger que transmiten en una radio local (FM joven) todos los jueves, y como casi nunca estamos en casa los jueves por la noche no habíamos tenido muchas oportunidades para escucharlo. La temática era acerca de los club swingers, en relación con el popular tema de los fines de lucro de las actividades económicas, tan de moda hoy en día en que parece que nadie puede querer legítimamente cobrar por el trabajo y esfuerzo, sino mas bien el lema es esperar que todo le llegue gratis en bandeja exigiendo un sin fin de  derechos y olvidándose de todas las obligaciones, pero bueno, eso es otra cosa. El asunto es que en la foto de la publicación del programa en Facebook aparecía un club de Praga muy lindo y me vino a la memoria nuestra visita a la capital de República Checa y que dicha visita no la había plasmado en nuestro blog, privando a los que les gusta leerlo de algunos detalles sabrosos de la estadía.

            Conocida como las ciudad de las mil torres, y lo mas parecido a una ciudad de un cuento de hadas la capital de República Checa sin miedo a equivocarme es una de las ciudades mas lindas en la que hemos estado, en todos los aspectos, no solo la arquitectura sino que también todas las manifestaciones artísticas y culturales que giran en torno a la ciudad, para que hablar de las guapas mujeres checas que tienen un aire bohemio pero no por eso menos elegantes que sus pares de las demás capitales de Europa del Este.
            El viaje lo comenzamos en Berlín, solo el día antes habíamos estado en Leipzig en un increíble carrete con una pareja de esa ciudad, que tal vez recuerden en una publicación anterior, como consecuencia de eso, todavía estábamos medios averiados, y considerando la elevada temperatura del verano europeo nuestra condición física para el viaje dejaba bastante que desear, pero bueno, tomamos nuestro Uber hasta la estación de trenes de Berlín y abordamos el tren que se dirigía a Bratislava, ciudad que conociéramos después de Praga y que tenía una parada en la capital Checa. 
Estación de trenes de Berlín
Lamentablemente el tren que escogimos era una línea de trenes checos, no alemanes ni austriacos que son tan buenos. Pese que era un viaje relativamente corto de 5 horas, no es lo mismo cuando lo haces con unos 35 grados de temperatura y con un aire acondicionado defectuoso en el vagón, lo bueno es que nos fuimos conversando con unas holandesas que no eran la excepción para nada al común de las sexys holandesas que se ven por todos lados en las calles de Amsterdam, ellas iban hasta Eslovaquia y creo que hasta hoy me lamento no haber hecho primero Bratislava y después Praga, ya que no coincidimos en los tiempos de estadía para mala suerte de esta pobre pareja viñamarina, que, con la vieja técnica del tercer mundista de país “exótico” siempre mantiene algún tema que puede interesar a la Europea chic shuer loca rica, de esas que todavía no entiendo por que viven y mueren por ir a conocer Valparaíso y sus asaltantes. 
Así que ya saben, no tomen los trenes checos para viajar. Al llegar a Praga nuestras maletitas sufrieron bastante por las calles de adoquines que tuvimos que recorrer hasta llegar a nuestro hotel, el cual estaba ubicado a pocas cuadras del puente de Carlos, ícono de la ciudad de los cuentos. Mientras nos acercábamos al centro, la señorita K despotricaba por lo pesado de su maleta y las calles de adoquines, situación que por supuesto fue advertida por su pareja antes de salir de Viña, pero que no fue escuchada por la señorita K, llevando una maleta de tamaño poco aceptable para las caminatas en las antiguas calles de las capitales del Este. Finalmente después de caminar unos 25 minutos entre las multitudes de turistas de las céntricas calles del casco antiguo llegamos a nuestro Hotel, el Aurus, ubicado en la calle Karlova, un edificio antiguo con características y decoraciones propias de la época romántica de Praga, allí descansamos un rato y nos duchamos para salir a recorrer la ciudad y ver las oportunidades que nos brindaba. 
nuestra habitación de la acción
            La ciudad de día y su gente no representa necesariamente lo que es de noche, tal vez por la excesiva cantidad de turistas que recorren el casco histórico, con sus poleras de “I Love Praga”, bermudas hasta bajo las rodillas y coloridos jockey, situación que priva en un primer momento de apreciar la verdadera identidad de la ciudad. Sin embargo, a medida que uno se va alejando del casco histórico  y comienza a adentrarse por sus calles y callejones se puede comenzar a captar la atmósfera auténtica de Praga.
            Felizmente ya teníamos algunos contactos en la capital Checa por sdc para juntarnos las noches que estaríamos de fiesta en la ciudad, pero como llegamos un jueves, preferimos salir el primer día a descubrir solos a ver si podíamos cazar algo simpático como lo habíamos hecho en Viena y en Berlín, pero Praga no es ninguna de aquellas ciudades, sino una sustancialmente distinta.
            Previamente a la salida nocturna y como buen viajero, y no un simple turista, ya había realizado un estudio intensivo de la ciudad para captar mas  o menos donde debíamos ir, alejándonos así del casco histórico y concurriendo a algunos bares y pistas de bailes mas propias del checo local. Al igual de lo que pudimos darnos cuenta en Rumania, país que conoceríamos algunas semanas después, el cambio de sistema político influyó notablemente en el comportamiento de las masas, debemos recordar que luego de la Segunda Guerra Mundial la entonces Checoslovaquia era una república socialista, lo cual solo cambió con la revolución del terciopelo en los años noventa, trayendo consigo toda la fuerza capitalista y su estilo de vida que fueron inmediatamente adoptados por los habitantes del país, por lo que no era de extrañar que la vida nocturna fuera extremadamente glamorosa, cumpliendo un rol importante y fundamental los accesorios de marcas lujosas que muchas veces son las llaves de entrada a las discos mas exclusivas de la ciudad, debiendo por tanto hacer un cambio en nuestro estilo que habíamos adquirido en Ámsterdam y Berlín, y empezara a salir  de fiesta mas producidos para no pasar un mal rato.
Señorita K en la barra

            Esa noche recorrimos algunas discotec de la zona centro y nos percatamos que la gente es bastante accesible, sobre todo porque les gusta bastante practicar ingles con los extranjeros, todo lo contrario a lo que sucede en capitales como Kiev o Minks en que hablar inglés es bastante poco útil para tener una aproximación al habitante local. En las discos es bastante común el consumo de distintas drogas sintéticas por lo que no es de extrañar conductas altamente sexualizadas y alocadas en los interiores de las discos mas top, nunca tanto como en Ibiza, pero dignas de contemplar.
Cenando a la orilla del Moldava

            Al día siguiente, luego que no tuviéramos mucho éxito en la caza furtiva, parte por el cansancio del viaje y porque las parejas y  mujeres checas son un poco menos liberales en público que las holandesas o alemanas, nos dedicamos a seleccionar nuestra cita nocturna, la que fue con una pareja de un Italiano con una Checa. Nos juntamos en un restorán italiano que quedaba en las orillas del Río Moldava, obviamente a elección de ellos, y realmente buena elección y para que decir de nuestra pareja de nuevos amigos, muy elegantes y sexys. La chica con el pelo tomado rubio y muy alta, para lo que estamos acostumbrados, el chico mayor que ella, pero como le gustan a la señorita K, así que estábamos bien, la chica bastante bi, pero como era muy linda la señorita K no tuvo ningún inconveniente con ese punto, al contrario. Con ellos salimos dos días, en uno de ellos fuimos a un club swinger ubicado en Praga 9,  nos explicaban que los club swinger que hay en Praga 1, el sector céntrico y mas turísticos, son bastante malos y se especializan mayormente en el gang bang, por lo que nos recomendó que fuéramos al club Fantasy, que queda en el sector donde están los shopping en las afueras de la ciudad, pero sin salir de ella.
Señorita K y amiga Checa

            La primera noche fue algo soft y mas dedicadas a sacarse las ganas que tenía la Checa de tener algo con una latina, para lo cual la señorita K era perfecta, así que fue mas estilo bi night, asumiendo uno un rol mayormente contemplativo o de, dejar hacer, dejando algunas cosas pendientes para nuestra próxima salida.
            Al día siguiente nos juntamos a cenar en el Buddha Bar del centro y luego fuimos a un bar cubano “La bodeguita del medio” que hasta donde yo sabía solo estaba en la Habana, bueno, no, en Praga también, claro que no se parece en nada al mítico bar de la Habana Vieja. En ese lugar tomamos unos mojitos cubanos, con los cuales alucinaban la pareja de Praga, pero que en realidad por nuestro lado encotramos mas ricos los de club O, pero en fin, juraban que estaban en cuba y como la señorita K sabe bailar salsa mas fascinados quedaron y partimos inmediatamente a Club Fantasy.
            Fuimos en su auto y al llegar nos recibe la anfitriona en un pequeño cuarto donde había que sacarse los zapatos y ponerse unas pantuflas para entrar para no maltratar la alfombra, obvio, luego entramos a un club muy moderno en dos niveles el superior por donde se entraba y el inferior que era el central, lugar en que había una barra, un escenario pequeñito  y varias mesas tipo bar, todas llenas por ser sábado. Afortunadamente nuestra pareja había reservado una mesa vip en el sector alto del club que conectaba directamente con el sector hot. En ese lugar nos tomamos algunos aperol spritz y comimos alguna cosita, La decoración del lugar era muy minimalista, pero la calidez se la entregaba las luces  led rojas y azules que estaban tras los muros o bajo el suelo y en el bar, muchas parejas sexys, el lugar en si era tranquilo, el show como sabemos no es el fuerte de Europa y acá no era la excepción, en realidad nadie pesca mucho el pequeño show, pese a ser muy atractiva la stripper, era mas bien un baile stripper tipo americano, estilo Eleven de Miami, mas que algo directamente sexual o explícito. La entrada costaba 100 Euros (el equivalente en Coronas Checas) la pareja y no incluía consumo,  pero si un bufe de comida tipo cóctel de la cual tuve que sacar reiteradamente a la señorita K para que no pareciéramos tanto  tercer mundistas muertos de hambre.
Con los amigos y los mojitos 

            Como en todos los club para entrar a la zona hot hay que pasar por los lockers, dejar allí las ropas y ponerse una toalla, luego de los lockers había un sector de jacuzzi gigante que daba a la parte de atrás de la barra principal por lo que también podías pedir tu copete desde el jacuzzi en la misma barra central pero del otro lado, así que en ese lugar jugamos nuevamente con la pareja y otra mas que había en el lugar para luego pasar a la amplia zona de contacto la cual incluía zonas de colchones enormes en que predominaban las luces rojas y los tapices grises, todo con alfombras, gel, toallas, dispensadores de condones etc. Tal vez ese sector se parecía al sector hot de Twist en San Francisco, por lo amplio de los espacios y la ausencia de cuartos cerrados como los que hay en Velvet Club para un número reducido de personas. Acá todo es un solo sector abierto amplio, tenue para verse y ser visto e interactuar, allí hicimos lo que teníamos que hacer y luego fuimos por unos tragos al jacuzzi, donde conocimos a otra pareja que la invitamos a unirse a la fiesta, pero ya en nuestro hotel porque estaban cerrando el lugar. Esta otra pareja eran algo mas jóvenes que los otros chicos pero muy motivados, ella con unos labios pintados rojo intenso y ojos claros y el joven con pinta de que se demoró mas que ella en arreglarse antes de salir. Así, por segunda noche nuestra habitación de hotel fue protagonista de un encuentro, ya no soft, y no de cuatro, sino una manifestación del purismo del swinger clásico, como los antiguos próceres del movimiento lo concibieron, como corresponde para una ciudad medieval orgiástica.
Las amigas Checas 

            Yo creo que en Praga conocimos a las parejas mas simpáticas de esa parte de Europa, incluso nos dieron los tips para carretiar en Bratislava, la capital de Eslovaquia donde viajaríamos unos días después y nos llevaron a conocer algunos lugares y bares rancios del lado B de Praga el día domingo y luego los museos de la tortura que son una atracción bien solicitada en la ciudad y con la que me acordé de varios contertulios del lado B local que estarían bien entusiasmados con esos museos. 

            En resumen Praga no queda chica para nada frente a otras capitales de la zona, hay a lo menos tres club grandes de los cuales el mas bonito y chic es Fantasy el cual lo recomiendo a ojos cerrado, la gente es muy fashion y atractiva. Hay para todos los gustos y por lo menos requiere unos cuatro días para poder conocerla bien y disfrutar de su lado B. 


museo de la tortura
museo de la tortura 

museo de la tortura
museo de la tortura